Cambios vitales y emocionales: cuando el orden se convierte en una herramienta de vida
- metodoordenologa

- 13 oct
- 2 Min. de lectura
Un verano cualquiera recibí la llamada de Gloria. Ella necesitaba algo más que organizar sus armarios: buscaba un cambio vital.

Un verano cualquiera recibí la llamada de Gloria. Ella necesitaba algo más que organizar sus armarios: buscaba un cambio vital. Estaba atravesando una situación personal complicada, marcada por una dura enfermedad y un tratamiento difícil.
Todos, en algún momento, pasamos por etapas así: momentos de salud frágil, crisis personales o profesionales, o simplemente etapas en las que sentimos que no estamos en nuestro mejor momento.
El peso de las mochilas emocionales
Gloria me confesó que al mirar a su alrededor veía armarios llenos de objetos que ya no tenían sentido, cargados de recuerdos que funcionaban como pesadas mochilas emocionales. Ese entorno no la ayudaba; al contrario, le impedía encontrar la paz interior necesaria para afrontar con serenidad la etapa que estaba viviendo.
Un día, tomó una decisión firme: quería soltar, quería respirar. Se dio cuenta de que necesitaba desprenderse de ese pasado en forma de objetos que no la dejaban avanzar. Y fue entonces cuando me llamó.
Sesiones de orden llenas de emociones
No fue un trabajo fácil. Cada sesión significaba remover emociones intensas, enfrentarse a recuerdos y tomar decisiones difíciles. Pero con mi método, mi acompañamiento y esa magia que surge cuando uno se atreve a soltar, conseguimos romper los cordones invisibles que la ataban a muchas de esas cosas.
Poco a poco, Gloria fue reconectando con su hogar y con ella misma.
Más que un espacio ordenado
Quizás el resultado no fue un espacio de revista, digno de Instagram, pero sí lo más importante: fue un proceso liberador y transformador. Al liberar sus espacios de objetos innecesarios, también liberó su mente de cargas que no le permitían avanzar.
Desde ese verano, Gloria camina más ligera y, como ella misma dice, “cuando vuelas ligera, vuelas más alto”.
Porque ordenar no es solo mover objetos: es sanar, liberar y abrir espacio para que la vida fluya de nuevo.




